5/31/2013

SIMÓN CABEZADURA. La espada de Jesús.




La última vez que, en el evangelio de Juan, es mencionado Simón con el sobrenombre de “Pedro .. será también la última en la que se portará de modo opuesto a la demanda de Jesús. 

Escribe el evangelista que “era la tercera vez que se manifestó Jesús a los discípulos después de levantarse de la muerte” (Jn 21,14). 

Entre Jesús y Simón queda una cuenta pendiente que ahora el Señor quiere normalizar. 

“Cuando acabaron de almorzar, le preguntó Jesús a Simón Pedro: -Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?” (Jn 21,15). 

Simón no esperaba estas palabras. 

Jesús recuerda a Simón que es el “hijo de Juan»: había tratado de ser discípulo de Jesús, pero, por dentro, había seguido siendo discípulo del Bautista. 

Y Jesús le pregunta si lo ama más que los otros discípulos. 

Simón no puede responder que lo ama más que los otros, porque ha sido el único en negarlo. 

Jesús le ha preguntado si lo “ama” y Simón Pedro, recurriendo una vez más a su astucia, responde descaradamente: “Señor, sí, tú sabes que te quiero» (Jn 21,16). 

Mientras que Jesús le ha preguntado al discípulo si tiene un amor capaz de hacerse don gratuito, él ha respondido que lo quiere, un afecto que denota amistad. 

De cualquier modo, Jesús acepta la respuesta del discípulo y lo invita a procurar vida a los otros: “Apacienta mis corderos» (In 21,15). 

Pero Pedro no ha respondido a Jesús y el Señor vuelve a la carga una segunda vez repitiendo la pregunta: “Le preguntó de nuevo por segunda vez: “Simón de Juan, ¿me amas?” (Jn 21,16). 

Esta vez Jesús ha evitado todo parangón con los otros discípulos y se ha limitado a preguntar a Simón si lo «ama». 

Pedro no comprende a dónde quiere llegar Jesús y así le repite por segunda vez que lo .. quiere» (Jn 21,16).
Y el evangelista, recordando las tres veces que Pedro ha renegado de Jesús, escribe: “La tercera vez le preguntó: “Simón de Juan, ¿me quieres?” (Jn 21,17). 

Por dos veces ha preguntado Jesús a Simón si lo ama y otras tantas Pedro ha respondido que lo “quiere”. Esta tercera y última vez Jesús le pregunta si lo “quiere”. 

Todo se le derrumba.

“Pedro se puso triste, porque la tercera vez le había preguntado: “¿Me quieres?”, y le respondió: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero» (Jn 21,17). 

El discípulo que presumía de conocerse mejor que su maestro, finalmente admite que Jesús lo conoce todo.
La palabra del Señor “viva y enérgica, más tajante que una espada de dos filos» golpea a Pedro, quien comprende que -no hay criatura que escape a la mirada de Dios» (Heb 4,12.13). 

Jesús quebranta los sueños de gloria de Pedro y le anuncia que tendrá su mismo fin  ““extenderás los brazos”), Solamente después de haberle indicado “con qué clase de muerte iba a manifestar la gloria de Dios», lo invita finalmente a seguirlo: “y dicho esto añadió: Sígueme” (Jn 21,18-19). 

Este final jovial parece haber puesto término al duro pulso entre maestro y discípulo. 

Pero la testarudez de Pedro se resiste a desaparecer. Jesús le acaba de decir a Simón: “Sígueme”, y ¿qué hace él? “Pedro, al volverse ...• (Jn 21,20). Incapaz de seguir a Jesús, Simón Pedro se vuelve y ve «que lo seguía aquél discípulo a quien Jesús amaba” (Jn 21,20). 

Pedro, el discípulo que había errado todo desde el primer momento, quiere ahora seguir como seguro guía espiritual “al discípulo que Jesús amaba”, aquél que le estuvo siempre cercano, en la cena, pero también en la cruz y que fue el primero que lo reconoció resucitado.

Pero Jesús no acepta ningún tipo de mediación entre sí y los discípulos, y renueva la invitación a Simón: “Tú sígueme”, (Jn21,22).

Jesús es el único a quien hay que seguir, porque sólo él conduce al Padre.

Cualquier mediador entre Jesús y los hombres, por muy santo que sea, no haría otra cosa que obstaculizar la plena comunicación entre el Señor y los suyos.

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