5/31/2013

SIMÓN CABEZADURA. Simón Pedro.



Simón (en hebreo. Simeón, “Yahvé ha escuchado”, Gn 29,33) es, después de Jesús, el personaje más citado en los evangelios y, sin lugar a dudas, el discípulo más importante y, al mismo tiempo, el más maltratado por los evangelistas.Éstos, de hecho, proyectan en la figura de Simón las dificultades de la comunidad cristiana para comprender la novedad que trae Jesús y para vivirla con coherencia. 

Si, por una parte, Simón sale hecho añicos de este tratamiento, por otra todo creyente se puede reflejar y sentirse confortado por este discípulo, reconociéndose en sus entusiasmos y en sus debilidades. 

Al tratar la figura de Simón, cada evangelista se siente libre de referencias históricas concretas y se sitúa en su propia línea teológica. 

Por esto, mientras para los otros evangelistas, Simón está junto al hermano Andrés, el primer discípulo llamado por Jesús, éste, en el evangelio de Juan, invita a Simón a seguirlo solamente después de la resurrección. En este evangelio el maestro y el aspirante a discípulo se presentan siempre en una situación de fuerte conflictividad desde el primer encuentro, en modo alguno fácil. 

Su hermano Andrés -uno de los dos discípulos de Juan Bautista que fueron los primeros en encontrar y seguir a Jesús; fue quien le habló de éste a Simón.

Acogiendo la invitación de su maestro que había señalado a Jesús como “el cordero de Dios” (Jn 1,36), Andrés sigue a Jesús y pasa todo un día con él. Después va en seguida a comunicar la importante noticia a su hermano: “Hemos encontrado al Mesías”(Jn 1,41). 

El evangelio no indica ninguna reacción por parte de Simón, que permanece en una actitud pasiva y debe ser conducido a Jesús por su hermano. 

Este primer encuentro entre los dos tiene lugar en una atmósfera gélida. Jesús se vuelve a Simón fríamente: “Fijando la vista en él le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; a ti te llamarán 'Cefas' que significa 'Pedro'» (Jn 1,42). 

Escena muda por parte de Simón. 

Cuando encontraron a Jesús, Andrés y el otro discípulo le habían rogado: “Rabbí, ¿dónde vives?” (Jn 1,38), reconociéndolo como nuevo maestro y expresando su intención de seguirlo. 

Nada de esto se da en Simón, que permanece callado. La expresión que Jesús le ha dirigido es un retrato que será la clave de lectura del comportamiento de Simón a lo largo de todo el evangelio. 

Para Jesús, que “sabía aquello que había en el hombre”(Jn 2,25), Simón es “el hijo de juan”, esto es, el discípulo por excelencia de Juan el Bautista, del que, junto con su hermano Andrés, era seguidor. 

Jesús añade también que Simón será llamado “Cefas” (In 1,42), palabra aramea que significa "piedra". Este sobrenombre es utilizado por el evangelista cuando quiere subrayar el comportamiento tozudo y obstinado de Simón, duro como una piedra. 

En el evangelio de Juan, Jesús no se volverá nunca a este discípulo llamándolo “Pedro” y ni siquiera lo llamará Simón si no es después de la resurrección y siempre con el añadido de “hijo de Juan” (Jn 21,15.16.17).

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